Columnas de Opinión

El tabú de la educación financiera en Argentina

Columna para El Cronista del 9/12/2021.

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Un estudio del Banco de Desarrollo de América Latina indica que de 39 países evaluados en el sub continente, la Argentina está en el puesto 37 en relación a políticas desarrolladas sobre educación financiera para sus habitantes.

En los últimos años comenzó a tomar fuerza el tema de la educación financiera. Incluso, antes de las elecciones legislativas pasadas, se afirmó que iba a desarrollarse un plan nacional para que más argentinos tengan esta importantísima herramienta al alcance de su mano. Lamentablemente aún no se pudo hacer realidad y sigue perdido en el amplio terreno de la burocracia, o la indiferencia.

Pero la pregunta sería: ¿es realmente importante tener educación financiera? De ser así, ¿Por qué solo el 3% de la población la adquiere? ¿Es un derecho hereditario que se pasa de padres a hijos ricos, o debería ser de acceso masivo y popular?

En la Argentina existe la falsa creencia que inclusión bancaria es igual a educación financiera. Claramente no lo es, pero están quiénes confunden estos términos y terminan haciendo el juego a quienes se benefician con esa confusión.

Si bien hay una ley de financiamiento productivo, sancionada en mayo de 2018, que insta y a dictar educación financiera en casas de estudio, esto, como decíamos, nunca se concretó.

La falta de acción, en este sentido, nos afecta como Nación ya que el plan económico de un país debe estar basado en su recurso más importante que es su gente (el 99% de los empleadores son PyMEs y ocupan a dos de cada tres trabajadores)

Cada año hay menos empresas registradas en la Argentina. En este momento hay unas 519.400 pymes activas, de las cuales sólo 2 de cada 10 sobrevive los 5 primeros años. Entendamos la importancia y la vitalidad de adquirir educación financiera, hábitos productivos y a distinguir entre pasivos y activos a la hora de hablar de finanzas personales y corporativas.

Y ahora nos preguntamos: ¿por qué estamos tan lejos de tocar ciertos conceptos, los cuales son elementales y para nada complejos, pero si desconocidos en el ámbito de la educación financiera?

Y, en este sentido, hablamos de inteligencia financiera, básicamente ese segmento de la inteligencia que se diferencia de la inteligencia académica o profesional emocional. La inteligencia financiera lo que hace, puntualmente, es resolver problemas financieros.

Hagamos una autoevaluación: imaginemos que nos surge un problema financiero económico. ¿Qué es lo primero que nos llega a la mente? ¿Una solución o el miedo nos invade? Si la respuesta NO es una solución lógica, entonces hay una alta posibilidad que tú IQ este un tanto flojo o desentrenado.

El 97% de las personas carece hoy de esta habilidad, pero reconocer el problema ya es el 50% de la solución. El conocimiento aleja al miedo.

Las personas que tienen educación financiera, la gente exitosa, no trabajan para tener más plata trabajan para tener más activos que resulten en un flujo que les permita el ingreso de más dinero en los bolsillos, sin la necesidad de esforzar su trabajo o intercambiar horas de vida a cambio de dinero.

Hasta no lograr la libertad financiera y económica, no se logra tener libertad real en la vida.

El mundo interior es el que crea el mundo exterior. En el camino del emprendedurismo la educación financiera es importante, como también lo es el ser disciplinados. De hecho, la disciplina tiene que ser una forma de vida, además de ser soñadores y creativos.

Se requiere la misma energía para ahorrar 100 mil dólares, en un año, que para 10 millones. Con eso queremos decir que si vamos a planificar debemos hacerlo en grande, porque es el mismo esfuerzo y la misma dedicación.

Por la inteligencia emocional debemos poder manejar las emociones, los miedos, las alegrías, los fracasos y todo lo que pase por nuestra mente. Se va a sentir, pero tenemos que dominarlo y manejarlo a nuestra voluntad.

Elevar el IQ financiero, manejar la inteligencia emocional, adquirir hábitos productivos, salir de la mediocridad creando objetivos y metas; que los primeros pasos sean los más fuertes y los más importantes… se puede, vale la pena, el único impedimento es ganarle al miedo y reforzar las ganas y el deseo de alcanzar niveles mucho más altos de éxito y de prosperidad.

Esta vida no es un ensayo general, es nuestra presentación definitiva. El momento de entrar en acción es justamente hoy, ahora, en este momento.

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Acerca de Daniel Adler

Daniel es coach en Educación Financiera y Emprendedurismo. Tiene como objetivo crear y educar nuevos emprendedores, aportando su vasta experiencia y capacidad de comunicación.

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